Templo, Iglesia, Basílica
Es con verdadero placer que he aceptado la invitación que me ha hecho su Arzobispo a presidir esta Eucaristía, en ocasión del otorgamiento del título de Basílica Menor a este Precioso y venerado lugar de Culto. Como veremos es un acontecimiento íntimamente ligado a la Santa Sede, al Sumo Pontífice y por lo tanto al Nuncio Apostólico.
Permítanme, en primer lugar, algunas reflexiones sobre el trozo del Evangelio que acabamos de leer y después sobre el significado del otorgamiento del título de Basílica a ésta, su Iglesia.
"Jesús encontró en el Templo a los vendedores de bueyes/ ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó. a todos del Templo/ junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas/ derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas. 'Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”
(Jn. 2, 13-25).
El teatro del episodio es el gran atrio externo del Templo, llamado también "Patio de los paganos'. Este estaba separado por un muro que delimitaba los patios sucesivos, reservados solamente a los israelitas (el de las mujeres, el de los hombres y el de los sacerdotes).
El patio de los paganos, especialmente en ocasión de las fiestas hebreas, era un verdadero y preciso mercado. Se podía encontrar en él todo lo que servía para los sacrificios y ofrendas. Se vendía el óleo, la sal y el vino. En el centro las bestias, bueyes y ovejas. Las palomas constituían la ofrenda de los pobres, especialmente para los varios ritos de purificación como los de la mujer y de los leprosos.
También las mesas de los cambistas tenían su función. Los hebreos de la Diáspora, residentes en el extranjero, yendo a Jerusalén, debían pagar la tasa anual para el Templo. Se encontraban, entonces, con la necesidad de cambiar sus dineros en la única moneda válida para el tributo al Templo.
Todo el comercio tenía una justificación religiosa. Era en vistas al culto.
Perfectamente legal, autorizado. Y, más allá que para los mercaderes, también para la clase sacerdotal constituía una conspicua fuente de ganancias.
No cuesta mucho quedarse con una dominante impresión de confusión, de agitación. La majestad del lugar sagrado, que debía expresar la presencia divina, era superada por el alboroto y el desorden
Esto era el templo de los hebreos. La reacción de Jesús tiene un único fin: purificar el lugar sagrado y dar así origen al templo de la Nueva Alianza: ''Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio N (Jn. 2, 16).
En realidad la purificación del templo es un gesto mesiánico. Quiere indicar el comienzo de la nueva era, escatológica, en la que finalmente es ofrecida a Dios una oblación según justicia (Mal. 3,1) y "se adora en espíritu y en verdad” (Jn. 4, 23).
En la discusión que sigue con los judíos, Jesús precisa en qué consiste este culto nuevo y cuál es el centro y el lugar: ''Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar” El hablada del templo de su cuerpo. Jesús resucitado es el templo del nuevo culto. Toda oración y todo ofrecimiento a Dios debe ser hecho, de ahora en adelante en Cristo Jesús” para que sea un culto espiritual y vivo, santo y agradable a Dios (cfr. Rom. 12,1),
En esta nueva visión del templo y por lo tanto del nuevo culto, éste, más allá de estar totalmente centrado en Cristo, debe poseer una segunda condición para que sea del agrado de Dios. Es necesario que el hombre no sea hipócrita. O sea, es necesario que la conducta del cristiano sea la expresión de una vida totalmente orientada hacia Dios y obediente a su ley y no un momento separado del resto. Su oración no debe ser sólo honrar a Dios con los labios, teniendo el corazón (y la vida) alejada de El: "¿Qué me importa la multitud de sus sacrificios? -dice el Señor- No me sigan trayendo vanas ofrendas; no puedo soportar el delito y la solemnidad"(Is. 1, 11 ss.).
He aquí delinearse el nuevo templo, la Iglesia, en sustitución del templo de la Antigua Alianza ... y con características bien precisas: casa de oración, donde toda oración y sacrificio debe tener una doble característica:
- debe estar centrado en Cristo Jesús y
- debe ser el reflejo de un corazón puro y de una vida vivida en la plena voluntad de Dios.
Y aquí es urgente una pregunta: ¿en que relación se encuentra nuestro culto con nuestra vida? ... ¿vida moral, vida de santidad?
Porque, si nuestras manos chorrean sangre o violencia, si no buscan la justicia y no socorren al oprimido, Dios nos repite también a nosotros, como decía en el Antiguo Testamento: "No me sigan trayendo vanas ofrendas; no puedo soportar el delito y la solemnidad”
Porque, si no honramos al padre y a la madre en la vejez, confinándolos en la soledad de un asilo o, si los tenemos en casa, sin respeto y sin amor, Dios nos repite también a nosotros cuando venimos a la Iglesia:"No me sigan trayendo vanas ofrendas; no puedo soportar el delito y la solemnidad”
Porque, si nuestra vida se desenvuelve entre continuos y falsos testimonios, es decir entre mentiras y enredos y, si nuestra vida sexual es turbia y desenfrenada y corre detrás de todo deseo perverso de la carne, Dios nos repite también a nosotros: ''No me sigas trayendo vanas ofrendas; no puedo soportar el delito y la solemnidad”
Hemos así presentado el templo como lugar de culto del Antiguo Testamento y la Iglesia como lugar de culto del Nuevo Testamento. Ahora, una última pregunta: ¿a cuál de los dos pertenece una Basílica?Lógicamente a la segunda, pero ¿qué tiene de más una Basílica frente a un normal lugar de culto cristiano? .. ¿de una iglesia?
La Basílica presenta ante todo las características más marcadas y especiales de una común casa de oración querida por Cristo. En efecto: "Está dotada de regio esplendor/; es centro de espiritualidad para la comunidad católica (en este caso de la comunidad de Tucumán) y posee un tesoro espiritual y sagrado, dando culto ininterrumpido al Señor, a la Virgen venerada en ella, y, en este caso, bajo el título de Nuestra Señora de la Merced”
Las tareas de este nuevo lugar de culto serán ahora las de:
- cuidar de manera más específica la liturgia de todo el Año Litúrgico;
- promover cursos de estudio y de catequesis, particularmente los que se refieren a los documentos del Sumo Pontífice y de la Santa Sede;
- promover la activa participación de los fieles a los sacramentos sobre todo al sacramento de la confesión;
- cuidar el canto litúrgico sin olvidar el antiguo y propio de la Iglesia;
- dar la posibilidad a los fieles de distintas naciones y presentes en la comunidad, de poder expresarse litúrgicamente en la propia lengua;
- cuidar una particular unión con el Sumo Pontífice, celebrando loablemente las festividades:
- o la festividad de la Cátedra de San Pedro, el 22 de febrero;
- o la festividad de los Santos Pedro y Pablo el 29 de junio;
- o el aniversario de la elección del Santo Padre o el comienzo de su ministerio pastoral respectivamente el 19 de abril y el 24 de abril (AAS pág. 438 (1990) n. 82).
En una palabra, la Basílica debe ser un verdadero "centro de espiritualidad': Que los fieles de Tucumán puedan decir "vamos a la Iglesia de la Merced, porque allí podemos rezar y recibir una generosa y especial asistencia de los Padres”
Queridos Hermanos, que la Virgen de la Merced nos ayude a Vivir nuestro Bautismo y a aprender de todos los medios y gracias que su Hijo nos pone a disposición. A todo esto se agrega hoy, este lugar de culto reforzado en su potencialidad como Basílica Menor.
¡Aprovechemos! Así sea.